EMDR: Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares

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La terapia EMDR está avalada por la Organización Mundial de la Salud. Se basa, en primer lugar, en la comprensión del efecto de las experiencias vitales adversas y traumáticas sobre la patología y, a continuación, en el procesamiento de dichas experiencias a través de movimientos oculares u otras formas de estimulación bilateral.

Su aplicación se ha extendido a un amplio rango de problemas clínicos y en el tratamiento de las dificultades emocionales causadas por experiencias difíciles en la vida del sujeto, desde fobias, ataques de pánico, duelos o incidentes traumáticos en la infancia hasta accidentes y desastres naturales. También se usa EMDR para aliviar la angustia y/o la fobia de hablar en público, para mejorar el rendimiento en el trabajo, en los deportes y en las interpretaciones artísticas.

En el proceso con EMDR, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento. El paciente describe el incidente traumático, a partir del cual es ayudado por el terapeuta para que seleccione los aspectos más importantes y que más lo angustian de dicho incidente. Mientras el paciente hace movimientos oculares (o cualquier otra estimulación bilateral) le vienen a la mente otras partes del suceso traumático u otros recuerdos. El terapeuta va interrumpiendo los movimientos oculares, para asegurarse de que el paciente esté procesando adecuadamente.

La estimulación bilateral puede ser:

  • Visual: el paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta
  • Auditiva: el paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos
  • Kinestésica: el terapeuta golpetea suavemente y en forma alternada sobre las manos o los hombros del paciente.

Este tipo de estimulación facilita la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, logrando el procesamiento de la información y la disminución de la carga emocional.

El terapeuta guía el proceso, tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención. La meta es que el paciente procese la información sobre el incidente traumático, llevándolo a una “resolución adaptativa”. En las palabras de Francine Shapiro (creadora de esta metodogía), esto significa:

  • una reducción de los síntomas
  • un cambio en las creencias
  • la posibilidad de funcionar mejor en la vida cotidiana.

 

EMDR CON NIÑOS Y ADOLESCENTES

girl-56683_640Los niños son más vulnerables al trauma que los adultos. Muchos acontecimientos, que los adultos consideramos ordinarios, ellos los experimentan como amenazantes. Desde sucesos insignificantes, como la llamada de atención de un profesor o una imagen impactante de una película, hasta situaciones más angustiosas, como el atragantamiento con una pieza de comida, la muerte de un abuelo o, incluso, experiencias tempranas de las que no hay, aparentemente, memorias durante la gestación o el parto (prematuridad, hospitalizaciones tempranas…) pueden afectar al niño e impactar en su desarrollo.

En la población infantil el protocolo básico de EMDR es adaptado al desarrollo evolutivo, cognitivo y emocional del niño, para ello, en las dinámicas terapéuticas, se emplean dibujos, narrativas personalizadas, cajas de arena, marionetas….

En la intervención en la población infanto-juvenil es muy importante, también, la colaboración de la familia, por eso, lo ideal es contar con las figuras de apego como apoyo durante el proceso terapéutico. Los padres van a ser aliados fundamentales en la intervención y, para ello, se les dotará de recursos a fin de que puedan acompañar a su hijo en el proceso terapéutico.

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